domingo, 10 de marzo de 2013
Los jóvenes y su relación con Dios
En camino hacia Dios
Indudablemente todos caminamos en el conocimiento de Dios. Nadie está exento de esta realidad y todos hemos oído hablar de Dios, incluso aquellos que dicen no creer en Él. En todos los hombres existe una oculta o clara necesidad de un ser supremo. La hay en la gente sencilla y la hay en los estudiosos, en los sabios. Dios existe porque de otro modo no podríamos explicar el admirable orden del universo; existe puesto que es la única respuesta a las cosas que la capacidad intelectual del hombre no llega a comprender; existe porque hay en nuestro corazón un anhelo innato de felicidad que no es posible satisfacer plenamente en criatura alguna.
La juventud, buscadores de Dios
Los jóvenes forman parte de aquellos que buscan el contacto con Dios, y muchas veces son ellos quienes lo hacen con mayor ahínco, dado las características propias que se presentan en esta etapa de vida.
La juventud actual sigue teniendo apertura a lo trascendente a pesar de los grandes obstáculos que se le presentan. Tal apertura se manifiesta de diferentes maneras, especialmente cuando se busca la solución a las angustias, a los problemas de autoestima, de identidad, de integración social, de búsqueda del sentido de la vida, del futuro mismo…
Para muchos jóvenes Dios es aquel que brinda una amistad verdadera e imperecedera, un padre que nos ama y protege, una fuerza que ayuda a seguir adelante y en quien se puede confiar siempre. Para muchos otros, Dios sigue siendo una idea vaga e innecesaria para la forma de vida actual.
Cómo se relacionan los jóvenes con Dios
Antes que nada debemos tener en consideración que los jóvenes son muy distintos unos de otros. No podemos generalizar un tipo de relación con el Creador para toda la juventud. La relación joven-Dios varía de acuerdo a cada persona. Depende de la historia de vida, del contexto en el que vive, de la educación que ha tenido, etc. Habrá pues que dividirlos en categorías para entender las diferentes formas en ellos se relacionan con Dios:
Los primeros son aquellos que no tienen ningún interés especial en los valores espirituales, en la religión o en las cuestiones sociales; aquellos que viven simplemente su vida, consumen, miran sólo el éxito y la diversión. Ellos tarde o temprano se toparán con la necesidad de Dios y tendrán que iniciarse en la fe, en la confianza, en la gratitud.
La juventud actual sigue teniendo apertura a lo trascendente a pesar de los grandes obstáculos que se le presentan
Los segundos son aquellos que acuden a lo espiritual esperando encontrar algo que en otras partes no encuentran. Siempre se hayan en continua búsqueda. No se satisfacen con nada porque no logran adherirse al Creador, a pesar de que continuamente estén rondando por las vías que conducen a Él.
Los terceros son los que ejercen los valores y están interesados en cuestiones sociales (justicia, humanidad, solidaridad…) pero se sostienen al margen de lo espiritual –a final de cuentas terminarán dependiendo de la fuente que sustenta a los mismos principios en los que creen: Dios.
La cuarta categoría son aquellos que acuden a los actos espirituales en búsqueda y conocimiento de su Creador, aquellos que buscan el camino para cumplir la voluntad de Dios. Los que reconocen, por gracia de Dios, el fin último para lo que fue creado el ser humano.
Los últimos son los que creen en un Dios castigador, injusto. Aquel que permite el mal en el mundo. Estos no comprenden el porqué de la existencia del dolor, la opresión, el hambre… Tienen una visión dual de Dios, evitan su contacto. Estos últimos, en la marcha de la vida, irán dejando la imagen perversa de Dios para llenarse del Dios de la vida y harán su camino de integración personal.
Los principales obstáculos para vincularse con Dios
Probablemente los jóvenes vivan una relación personal y recíproca con Dios. Pero toda criatura está expuesta a la falta o miedo a la vinculación con el Creador.
Hoy vivimos en una cultura que excluye toda forma de interioridad y crecimiento espiritual. Se promueve lo superficial y perecedero, el placer inmediato. Factores a los que la juventud actual tiene que enfrentarse con mayor fuerza.
Los medios de comunicación, la propagación del consumo, lo inmediato… debilitan la fuerza humana para tomar decisiones y la capacidad de vincularse con Dios.
Qué necesitan los jóvenes hoy
Se necesita rescatar la formación activa de la propia vida, el deporte, la meditación, el cultivo de amistades, la capacidad de ponerse límites a sí mismos.
Se necesitan sustituir momentos de televisor por momentos de convivencia con amigos o familiares; sustituir el consumo excesivo de productos innecesarios por la participación en servicios sociales; se necesita el desarrollo de la personalidad… y esto sólo se logra a partir de la educación, de la aceptación y disponibilidad para las necesidades de los jóvenes. Todo ello con el fin de la fortaleza y salud psíquica, la apertura y el establecimiento de una relación sana con Dios.
Mientras los jóvenes tengan las posibilidades de conocerse a sí mismos, de saber los objetivos y anhelos de su vida, de conocer el lugar que ocupan en el mundo, estarán descubriendo la voluntad que Dios quiere para ellos y establecerán vínculos con aquel que quiere la felicidad para ellos
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